Hoy es jueves 29 de marzo y nos encontramos en coordenadas 34º 27´N y 055º 48´W, a 1.333 millas, 2.500 kilómetros, de Azores.
La tripulación ha tenido un intento de secundar la huelga general pero el Patrón, que es un cabr.., ha cortado cualquier intento de indisciplina bajo amenaza de látigo.
La navegación es plácida, llevamos izado un génova atangonado en proa y soplan 30 nudos por amura de estribor.
Esta mañana el Sol ha hecho acto de presencia y aprovechando las buenas temperaturas hemos organizado en cubierta un gran tenderete para secar todo el estropicio de ayer. Y como os tengo en suspense, máxime con el titular de esta entrada, voy a relataros lo sucedido ayer miércoles.
La noche había sido incómoda, con fuerte viento y mar confusa. Al amanecer me encontraba durmiendo en mi litera cuando noté una fuerte escorada del barco y a continuación un fuerte golpe y empezó a entrar agua a chorros por los camarotes de proa y proa-babor. Una gran ola había golpeado la amura de babor, doblando un candelero y reventando los cierres de las escotillas laterales (llamadas portillos) de los dos camarotes entrando una buena cantidad de agua.
Alejandro, que en ese momento estaba durmiendo en su litera del camarote de proa-babor, tuvo un despertar repentino y húmedo. Por suerte en el camarote de proa no dormía nadie. Tras el desconcierto inicial, rápidamente taponamos las vías de agua. Temíamos por la batería que se aloja bajo el suelo, pero al final pudimos comprobar que no había sufrido ningún daño.
Fuera las condiciones empeoraban. La predicción meteorológica anunciaba vientos de 30 nudos del NW y mar gruesa. Sin embargo soplaba viento de entre 35 y 40 nudos, fuerza 8 y se sucedían continuos chubascos de lluvia y viento que al pasar sobre el barco parecían hervir. Las crestas de las olas rompían con una violencia eléctrica y la superficie del mar se volvía blanca mientras el anemómetro marcaba entre 50 y 54 nudos, fuerza 10 (huracán es fuerza 12).
Ante esta situación navegamos con la vela mayor recogida y en proa llevábamos izada una pequeña parte de la trinqueta para poder mantener el rumbo e intentar salvar el barco y el pellejo.
Las olas aumentaban de tamaño hasta los 5 y 6 metros, quizá 7 metros pero no quiero parecer exagerado. En la escala que califica el estado del mar seria Mar Muy Gruesa o Very Rough, como diría un British.
Al mediodía la situación calmó un poco y volvieron a soplar 30 nudos que son más cariñosos y manejables.
Así volvemos al día de hoy jueves en donde empezaba este relato. Carlos acaba de reparar un roto en la vela Mayor y Joseba está preparando un delicioso marmitaco de atún, con una albacora o bonito del norte de 12 kilos que se cruzó por nuestra singladura a Bermuda.
Esta tarde la navegación continúa siendo emocionante. El viento sopla a 35 nudos, continuamos con el génova en proa atangonado y el barco vuela surfeando las olas. Llevamos una media impresionante de 8,3 nudos de velocidad.
Por lo demás, no os preocupéis. El parte meteorológico nos es favorable hasta las Azores.
Saludos del que os escribe.
.....El siroco avanza a toda vela,
ResponderEliminarel viento lo agita y lo golpea el mar rompiente.
La tripulación, las sirenas y las nereidas taponan las vias de agua.
La Virgen del Carmen intercede ante Neptuno. San Telmo auspicia favores a nuestros grandes navegantes,
bajo su halo sabran escribir en esforzadas y heroicas singladuras la vuelta a casa......
¡Os esperamos!.
LoLa.
Así me gusta, Toni, no aflojes!
ResponderEliminarSólo son unos borreguitos... Clava en el palo un doblón de oro, como el Capitán Ahab, y juramenta a esa tripulación (eso sí, antes de que acabe tu turno de mando).
Animo,
r.