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jueves, 16 de febrero de 2012

Un día intenso de emociones



Ayer martes 14 de febrero fue un día de intensas emociones en la isla de Providenciales, o Provo como la llaman por aquí. Algunas de ellas fueron muy placenteras y otras emociones fueron de las que templan el carácter, de las que puedes acabar muy mal parado.
Empezamos el día fondeando en North West Point una reserva marina, frente a Tiki Hut, un complejo de cabañas con aire de los Mares del Sur, en donde se rodo un reality francés de esos que consisten en entretener a un público poco exigente y  presenciar cual de los concursantes es mas jilipollas,  haciendo diferentes sandeces entre la playa y en los preciosos fondos marinos. Y en estos  fondos marinos hicimos una de las mejores inmersiones de nuestro periplo, y en ella sentí la primera emoción placentera que os relataba. La inmersión comenzó a 13 metros de profundidad donde está sumergida unas enormes jaulas empleadas en el concurso y que ahora son el hogar de una gran cantidad de peces. Continuamos la inmersión buscando más profundidad y a unos pocos de metros llegamos a una caída impresionante. En ingles es “The Droop off”, y consiste en que el fondo marino se precipita en una caída vertical total hacia un abismo azul, desde los 13 metros hasta unos mil metros. Si, es increíble llegar a la caída y te dejas caer abriendo los brazos y piernas, como si estuvieras volando y empiezas a descender. Las aguas son tan claras que tienes que estar pendiente del profundimetro para no tener ningún disgusto. Nos estabilizamos a unos 40 metros de profundidad y guaaa! un majestuoso tiburón merodeaba por la pared se acerco  curiosos a ver si era comestible y pude hacerle una toma con la cámara de video. Fantástico! Después seguimos admirando la gran variedad de corales con la que estaba tapizada toda la pared y la visita de algún mero de gran tamaño. Aquí los bichos marinos saben que están en una reserva marina y se muestran confiados y curiosos.

Continuamos viaje en dirección a Turtle Cove Marina a 8 millas de la inmersión. Para acceder a la Marina hay que atravesar el cinturón de arrecifes que rodea toda la parte norte de esta isla.  Cuando llegamos a la entrada no estaban las primeras boyas rojas y verdes que señalan el paso. Las enormes olas rompían sobre la barrera de arrecifes y cuando lo tuvimos más o menos claros, haya nos lanzamos surfeando sobre las olas, en donde un pequeño fallo de unos metros te deja sin barco y sin pellejo. Fue una entrada de las que no recomiendo a ningún marino. Después de continuar jugando al eslalon durante unos 4 kilómetros sorteando peligros arrecifes, pero con la ayuda de las boyas rojas y verdes, que en esta caso sí que se encontraban en donde tocaba. Y parece que nuestra pericia iba a tener un  final de peli americana, pero la fortuna nos dejo. A unos 500 metros salió  a nuestro encuentro una motora de la marina, que los cabrones ya nos  podían haber esperado en la entrada del arrecife para indicarnos bien el camino y no jugárnosla a cara o cruz. Cuando llegamos a la bocana del puerto vemos que su anchura es diminuta y tenía un banco de arena que aun la hacía más estrecha. Y al intentarlo, ahí nos quedamos clavados, ósea varados como se llama en el lenguaje marinero. Era marea baja y casi unos bañistas tocan el casco del barco. Por suerte el fondo era de arena y no le pasó nada al casco y con algunos intentos, nos remolcaron marcha atrás en donde fondeamos frente al puerto para pasar la noche. Y nuestra ocasión de entrar era para hoy miércoles a las 14 horas y 30 minutos cuando tendríamos marea alta y el agua sube 50 centímetros con relación a la marea baja. Y allá vamos, con la motora de la marina haciendo de práctico. Al llegar a la barra de arena, ¿qué paso? Pues que nos volvimos a quedar clavados, pero da gusto tener 250 caballos de motor y poniéndolos casi a tope les dejamos a la marina un canal pero que muy bien dragado.
El problema lo tenemos ahora para salir, porque entramos con 700 litros de agua dulce en los depósitos y ahora tendremos más calado  hasta  completar los 2.200 litros que caben para poder aguantar unas semanas hasta que lleguemos a algún puerto cubano o de las Bahamas. Porque si,  mis queridos lectores, por aquí no es como en el Mediterráneo, los puertos escasean o son inexistentes, casi siempre toca fondear.
Y como siempre hay que tener un plan B, por si la cosa se tuerce. Como sabéis existen dos pleamares al día y dos bajamares y nuestro plan B consiste en salir en la marea alta de la noche, que según las tablas nos da unos 30 centímetros mas de agua que con relación a la marea alta del mediodía. Pero esto queda pendiente para una nueva entrega…



3 comentarios:

  1. Así me gusta, el Siroco dejando huella..!
    Muy buenas las fotos submarinas, Toni, pero echo en falta alguna ballena. Mientras quede travesía, queda esperanza.
    Animo,

    r.

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  2. ¡Hola a todos!cuantas aventuras estos marineros que SURCAN los mares y el fondo de los mares.
    Impresionante el tiburón pero a mí tambien me gustaría que me enseñarais una ballenita.
    un beso PACA

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  3. La incógnita es cómo salísteis del puerto, ya que salísteis tan cargados. ¿os han reclamado los daños causados?
    Prima G

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